Para terminar las crónicas que tenía pendientes del año pasado y poner esto al dia, aquí llega la última con un poco de retraso, la del señor Steve Vai a su paso por Bilbao presentando "The Story Of Light" (2012), un disco que no me convenció mucho al principio pero que si ha servido para tenerlo de nuevo girando, bienvenido sea. Algunos recordareis la encuesta que abrí en el blog poco antes de celebrarse este concierto: "Steve Vai Vs. Mick Taylor", y es que mis dudas tuve a la hora de escoger, puesto que ambos coincidían el mismo dia y a los dos quería ver. Finalmente ganó el primero en las votaciones y esa fue mi elección, un poco condicionada por la cancelación del guitarrista inglés en Avilés, de lo cual, a dia de hoy, puedo decir que me alegro.
Nunca había estado en esta sala, y la verdad, sorprende el contraste que hay entre su aspecto externo, el de una nave apartada en las afueras de un polígono industrial, y su interior, perfectamente acondicionada para este tipo de eventos. Muy amplia por dentro, calculo que habría unos tres cuartos de entrada, en los momentos previos y a falta de teloneros nos amenizaron la espera con "Epicloud" de Devin Townsend. Probablemente el disco fuera escogido por Steve Vai, supongo, ya que en el pasado grabaron juntos y tengo entendido que piensan volver a hacerlo muy próximamente. En cualquier caso buen detalle que agradecimos, hizo la espera un poco más llevadera, aunque tampoco hubo retrasos que lamentar.
Steve Vai salió luciendo gafas de sol, un sombrero de ala ancha y pantalones con ornamentos orientales. La verdad es que dio impresión de estar motivado, con muy buen humor, y tanto los cambios de vestuario como de guitarras serían contínuos a lo largo de la noche. No obstante, no se resintió el ritmo de la actuación, y al margen de sus excentricidades, dos cosas quedaron claras desde el principio, el montaje visual y el sonido: sobresalientes. Teníamos el espectáculo garantizado. Y en efecto, la teatralidad es un punto muy importante a tener en cuenta para un concierto de este tipo, indudablemente ofrecen ese plus que justifica el precio de la entrada, sin que ello vaya en detrimento de la música como razón principal.
Entre la primera tanda de canciones cayó alguna novedad como "Velorum", antes de dar paso a un recital repleto de temas que abarcaron prácticamente la mayoría de su carrera, desde el "Passion And Warfare" hasta el más reciente "The Story Of Ligh". Con esa maestría tan solo al alcance de los más grandes, Steve hizo gala del virtuosismo que lo caracteriza, nada de pajas mentales. Arriesgado, complejo, innovador... Sí. Pero, ante todo, sacando el máximo partido a su instrumento bordeando cualquier límite imaginable, una guitarra que parece hablar, que expresa emociones con cada nota, que da vida propia a canciones de diferente pelaje. Y a su vez, arropado por unos músicos de tal garantía, que lejos de ejercer de meros acompañantes juegan un rol muy importante, implicándose como parte activa del espectáculo durante muchos momentos de la actuación.
De izq. a derecha: [invitado#1; Jeremy Colson (batería); invitada#2; Steve Vai (guitarra & voz)
Deborah Henson (arpa/teclado); Philip Bynoe (bajo); Dave Weiner (guitarra)]
Un aspecto relevante a destacar fue el alto grado de complicidad entre Steve y el público, haciéndonos partícipes de alguna manera, bien respondiendo contínuamente a sus guiños y bromas, o en el tramo final, como cuando invitó a dos espectadores al azar para subir al escenario e improvisar una pieza musical, basándose en las ideas que expresaron tras un divertido diálogo ("Build Me a Song"). Todo muy llamativo y espectacular. Especialmente reseñables también, Deborah Henson con su arpa luminosa que alternaba con un teclado electrónico, y el tremendo batería Jeremy Colson, que en un momendo dado, nos sorprendió sacando un kit portatil de percusión con calavera parlante incluída.
Para terminar, la traca vino a partir del tema "The Ultra Zone", luciendo Steve Vai un traje galáctico similar al que aparece en la portada del mismo disco, y a continuación el homenaje a su idolatrado Frank Zappa, "For the Love of God", más el bis de rigor: "Taurus Bulba". El remate perfecto a casi tres horas de concierto apabullante, lleno de sorpresas, efectos visuales, y mucha parafernalia, sí, pero donde por encima de todo destacó la música y la calidad de un fuera de serie con la guitarra. Único, inimitable, absolutamente genial.
2 comentarios:
evidentemente que Steve Vai es un tipo a respetar, pero no puedo con esta clase de guitarristas... de hecho, odio los solos de guitarra, me refiero a los que se tocan en concierto, sin estar incluidos en una canción... los de batería también...
Entiendo lo que quieres decir, amigo kar, a mi me pasa con otros músicos igualmente respetables e idolatrados por millones de personas que personalmente no me transmiten nada. En cuanto a Steve Vai, yo antepongo sus canciones a "los solos de guitarra", el circo que monta alrededor de la actuación o su exquisita técnica. Como ej. que puede venir o no al caso, ahí tienes a Dan Magness, un británico que con 25 años batió el récord mundial de toques con un balón de fútbol, manteniendo la pelota durante veinticuatro horas sin dejarla caer al suelo y no es Messi ni parecido...
Es decir, que no está 3 horas (ni dos, ni una, ni media...) haciendo solos sin sentido, ni masturbando mástiles como dicen algunos porque sí. También cuenta la banda y mucho (guitarra, bajo, teclados, batería, arpa...), que no están de adorno precisamente, a parte de que Steve Vai sea un crack como intérprete y compositor.
Otra idea preconcebida (no digo que sea en tu caso) es la falsa creencia de que toda música instrumental está basada en "solos de" (lo que sea...) y tampoco necesariamente tiene porque ser así. Pero vamos, que no te gusta y punto. No te preocupes, al fin y al cabo hay cosas más graves en la vida. También tu opinión es perfectamente válida, respetable y se agradece el comentario. Encantado de tenerte de nuevo por aquí.
Un saludo
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