viernes, 7 de agosto de 2020

The Fizz Fuzz - Palmyra (2020) #Desert #Rock


'Palmyra' es el álbum debut de The Fizz Fuzz, el nuevo proyecto musical de Dandy Brown (Hermano, Orquesta del Desierto) y su pareja, Dawn Brown, a quienes ubicamos en California. Ambos cuentan con interesantes colaboraciones para confeccionar este trabajo: David Angstrom (Hermano, Luna Sol), Steve Earle (Afghan Whigs), Mike Callahan (Hermano, Earshot), Mark Engel (Orquesta Del Desierto), Alice Albertazzi y Gianfranco Romanelli (Alice Tambourine Lover).

Con todo ese plantel y el currículum de los protagonistas ya os podréis imaginar que el disco destila olor a desierto por todos los costados. La portada ya es un buen indicativo de ello (obra de Dawn). Compuesto y grabado entre 2018 y 2019, 'Palmyra' destaca por su diversidad y un amplio abanico de sonidos a medio camino entre el Rock alternativo y Desert Rock. 

Ocho canciones que entran como un soplo de aire fresco entre tanto calor, cuya duración sobrepasa por poco la media hora, y de la cuales una ya nos suena de antemano: "Dark Horse II". Ésta se incluye en el disco de Hermano: ''Into The Exam Room'' (2007) pero aquí hacen una revisión muy acertada, con diferentes arreglos, dobles voces y no tan acústica. El resto, da buena cuenta del talento que atesora Dandy Brown como compositor y guitarrista. Un valor seguro siempre. Muy buen disco, hecho con honestidad, en familia y con amigos, que nos abre las puertas al Desierto de par en par.



THE DREAM SYNDICATE - The Universe Inside (2020)


La banda de L.A. liderada por Steve Wynn sigue en racha. Desde su reunión en 2017 no hacen más que sorprendernos para bien año tras año. Con 'The  Universe Inside' lo han vuelto a hacer. Esta vez, 5 piezas que nos llevan de excursión durante una hora por un viaje apasionante hacia lo desconocido. Como si de unos Velvet Underground del siglo XXI se tratase, juegan a la improvisación con jams Psych Rockeras y una duración media de 10 minutos que, lejos de atragantarse, entran como la seda. 

La excepción, el primer single: 'The Regulator'. Asombrosa manera de abrir un álbum con 20 minutos de auténtica pasada, indescriptible, tanto visual como musicalmente, donde nos transportan a todo trapo hacia una aventura Jazz Rockera empapada en ácido. Recrean una atmósfera muy dinámica y volátil con presencia de armónicas, teclados, saxo, trompeta, sitar... y por supuesto, guitarra, bajo y batería, formando un cóctel mpresionante. Todo un viaje psicodélico con imágenes de la ciudad de Nueva York como telón de fondo. Puro goce y disfrute:

 

El disco viene a ser un extracto de las mejores sesiones que se llevaron a cabo en el estudio, prácticamente a modo de improvisación, que en un primer momento rondaban los 80 minutos. Con la veteranía y experiencia que se gastan estos músicos, hablar de influencias está un poco fuera de lugar. Lo mismo puedes encontrar referentes como Pink Floyd, Neil Young, Grateful Dead, como la citada Velvet o Miles Davis. Pero en realidad, tal como dijo Steve Wynn hace tiempo: ''Estamos creando música que queremos escuchar porque nadie más la está haciendo''. Con un par. Discazo que se sale de lo convencional. Es arriesgado, vanguardista, experimental, inclasificable. Jugada maestra a la altura de estos grandes.

🎧🎵

martes, 4 de agosto de 2020

JOHNNY WINTER - 'Nothin' But the Blues', la extraordinaria alianza con MUDDY WATERS



Este disco cumple tantos años como yo el mismo dia que yo. Publicado tal dia como hoy un 4 de Agosto de 1977, ambos estamos de celebración, y de tal coincidencia no me había enterado hasta hace unas horas. Cuando escribo estas líneas voy por la segunda escucha, porque su corta duración (poco más de media hora) pide más, ¡mucho más!! y lo hace doblemente bueno. Quiero compartir con vosotros este gran disco y la gran reseña que nos regala Javier Caneda, de A Carón do Blues, para que lo disfrutéis tanto como lo estoy haciendo yo. Una verdadera joya de nuestro guitarrista albino favorito:

En varias ocasiones Johnny Winter confesó que su colaboración con Muddy Waters, hacia finales de los años setenta, le reencontró con el blues. "Nothing But The Blues" salió a la venta en 1977, el mismo año que "Hard Again", su primer y celebrado disco como músico y productor de Muddy Waters. Johnny utilizó en este disco la misma banda de Waters. Todo un lujo y una garantía para un disco que se convirtió, con el paso del tiempo, en una de sus mejores obras dentro de su amplia discografía.

A comienzos de los años setenta la carrera de Johnny Winter explotó. Pasó de ser un artista poco conocido, cuando actuó en 1969 en el histórico festival de Woodstock, a un auténtico héroe de la guitarra eléctrica idolatrado por un público blanco ávido de nuevas sensaciones. Sus primeros discos en solitario nos mostraban a un músico albino que tocaba el blues como pocos. Su voz no era nada especial, pero sus dedos se movían por el mástil de la guitarra de una forma vertiginosa y salvaje. Sus torrentes de notas conquistaron al público más rockero que le encumbró a la cima. A partir de su segundo álbum, "Second Winter", el blues comenzó a quedar progresivamente olvidado. Sus fans iniciales se vieron profundamente decepcionados porque, disco tras disco, la esencia de su ídolo parecía totalmente enterrada. No podemos decir en ningún caso que sus trabajos fuesen malos, ni mucho menos, pero desde luego estaban muy alejados del sonido de sus primeros discos.

En 1976 se produjo el histórico encuentro con Muddy Waters y la cosa cambió radicalmente. Al año siguiente "Hard Again" se coronó como la gran revelación del año, o incluso de la década. En un segundo plano, Johnny Winter publicó también su disco en solitario, acompañado de la banda de Muddy, con toda una declaración de intenciones: "nada más que blues". Willie "Big Eyes" Smith en la batería, Charles Calmese al bajo, Bob Margolin en la segunda guitarra, James Cotton a la armónica, Pinetop Perkins al piano y el propio Muddy poniendo la voz en el tema que cierra el disco, eran toda una garantía de éxito. Winter se encontraba en uno de los momentos más inspirados de su carrera, y el subidón por su reencuentro con sus raíces y con el blues eran más que evidentes. Daba igual que tocase la acústica, la eléctrica o el slide, porque en aquel momento su mente estaba clara y nítida y el blues tomaría absolutamente la palabra.

El disco se hizo, eso sí, muy corto (poco más de media hora de duración) pero a partir de entonces su carrera se perfiló más claramente y su música nos depararía menos sobresaltos. En la misma onda pronto llegaría "White, Hot & Blue" y posteriormente su asociación con Alligator Records.

"Nothin' But The Blues" fue el álbum que le reconcilió con su público más acérrimo, con los seguidores que le habían apoyado desde el inicio, y con los fans que veían en el blues la única senda válida para un músico irrepetible.