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martes, 9 de octubre de 2012

TRONAR FEST 5, Mieres 6/10/12


Otro TRONAR más, ¡y van 5! La peña de Mieres no se rindió pese a las adversidades que se presentaron por el camino para que hubiera una nueva edición de este Festi, que al paso que va acabará convirtiéndose en un clásico dentro del territorio asturiano. Menos presupuesto, cambio de ubicación hacia el extrarradio, sin subvenciones ni más apoyo que la de los propios interesados, o mejor dicho, desinteresados, porque hay que dar las gracias a los implicados para que esto siga funcionando, principalmente a los miembros de bandas mierenses que se lo curraron desde la organización (Burning Lust, Nocivos, Space Coyote, Helltrip...etc) 


Dicho lo cual, paso a relatar mis impresiones partiendo de que tan solo conocia dos bandas de cinco que se presentaban en cartel. A la hora que llegué ya habían tocado los primeros, Teksuo, así que sería Adizión Etilíka el primer descubrimiento de la noche. Desde Pola de Lena, Rock radical astur con letras reivindicativas, el joven cuarteto no acaparó mucha atención y el público todavía dejaba bastantes huecos de mitad de pista para adelante. Con un sonido regular, tuvieron algún fallo técnico ajeno que cortó un poco la actuación, pero nada grave. Para ir calentando y como primera toma de contacto bien, no me desagradó en absoluto su propuesta punk de tendencias metaleras.


A continuación saldrían Stanley Road, regresaban para tocar en su ciudad de origen, tras muchos años sin hacerlo, pero la acogida no fue excesivamente calurosa que digamos. Su estilo mod y las canciones de corte power pop pasaron desapercibidos para gran parte del público, compuesto en su mayoria por metal heads, que aún se reservaban para después. No lo hicieron mal pero tampoco me entusiasmaron, bajo mi punto de vista estuvieron correctos. Sin más. Todo lo contrario que Blast Open, que también jugaban en casa con un planteamiento diametralmente opuesto, acaparando la primera gran expectación de la noche. Ahí se vio de que pie cogeaba el personal. Para mi eran unos desconocidos, y es que el Thrash no va mucho conmigo, pero cuando se hacen bien las cosas, como fue el caso, no me importa reconocerlo. Muy buen concierto el que dieron, mucha tralla y con intensidad, currándoselo y metiéndose al público heavy en el bolsillo, no solo porque que ya iba predispuesto sino porque lo hicieron francamente bien.


Se iban cumpliendo los horarios más o menos a rajatabla y sobre la media noche le tocaba el turno a trio vasco Safety Pins. De nuevo quedó claro que el punk sigue siendo minoritario, la pista medio vacia (o medio llena, según se mirase) tras la espantada del público "Thrash", que aprovecharon para cenar, tomar el aire, o pedir en la barra lateral de la carpa esperando a los cabeza de cartel. Disculpas aceptadas puesto que había un reto importante por delante: consumir 37 de los 40 barriles de cerveza suministrados, siendo los 3 últimos gratis en caso de llegar a tal cifra. Mientras tanto algunos estábamos pasándolo como enanos viendo a Safety Pins descargar una ristra de pepinazos. Punk abrasivo, visceral, a un ritmo frenético sin escatimar clase y el saber hacer que dan los años. Nos presentaron a su nuevo bajista, que daba su primer concierto con un solo ensayo (increible pero cierto, luego me lo confirmaron), un chaval con mucho desparpajo y que lo hizo de puta madre. Apenas los conocía más que de oídas y me sorprendieron muy gratamente, para mi la revelación del Festival.


Para el final, la actuación estrella corría a cargo de los valencianos Uzzhuaïa, posiblemente el mejor grupo de rock que hay en este país cantando en castellano. También de los más infravalorados. La trilogía "Diablo Blvd." (2003), "Uzzhuaïa" (2006) y "Destino Perdición" (2008) es practicamente imbatible y de lo mejor que se ha hecho aquí en los últimos años, aunque sigan ignorados para una gran parte del público aborregado con radiofórmulas, escuchando rock de supermercado y consumiendo productos prefabricados de usar y tirar. Uzzhuaïa lo tienen para dar ese pelotazo a nivel de masas que se les resiste, injustamente, el cual de haber nacido en otra época y en otro lugar otro gallo cantaría, pero ya sabemos como está el tema por España lamentablemente...


"13 veces por minuto" resonó en la carpa destapando lo mejor de su último disco publicado hasta la fecha, un comienzo prometedor para lo que vendría después, toda una celebración de hard rock en estado puro, eléctrico y enérgico. La voz de Pablo rallando a gran altura y la banda tan potente como siempre, lo que cabía esperar, vamos, para qué engañarnos. Sabíamos lo que pueden dar de sí y lo volvieron a demostrar, tienen temazos por los que muchos matarían, transmiten ilusión, energía y desatan pasiones entre el público (de ambos sexos) para muestra los gayumbos que alguien lanzó al escenario con el consiguiente descojone general.

Más tarde caerían "Perdido en el Huracán", "Antes del Amanecer", "La mala Suerte"... y todas estas que veis en el setlist de aquí a la derecha hicieron del bolo una experiencia muy intensa por ambas partes. Las primeras filas reventaron las vallas de seguridad sin mayores consecuencias, puesto que el ambiente era inmejorable, de auténtica fiesta. Uzzhuaïa se mostraron agradecidos por esta respuesta tremendamente pasional del público asturiano, como ya sucediera otras veces, se les quiere y se demuestra sin reparos amén de recibir justo lo que esperabamos, un grandísimo concierto para una noche perfecta.


Con "Nuestra Revolución" ya fue el acabose, el segundo de los bises que no podía faltar para rematar la faena y cerrar el Tronar Fest 5 por todo lo alto, como podeis ver en esta foto retratando al grupo con toda la gente a sus espaldas igual que si fuésemos una gran familia. Y en cierta manera lo somos, porque muchos nos conocemos gracias a estos tinglados que se montan con tanto empeño, dedicatoria e ilusión, que fomentan la cultura y la música en directo. Muchas gracias a todos por hacerlo posible, a la organización, a los grupos y a los más de 300 que nos juntamos brindando por ello. El año que viene más y mejor, ¡¡A por el sexto!!


domingo, 8 de agosto de 2010

¡PENDEJO! + UZZHUAIA, 6 de agosto, Festival Musikeo (Ribadeo)

Nunca imaginé que acercarse hasta Galicia para llegar hasta el festival Musikeo fuera a convertirse en toda una aventura al más puro estilo Indiana Jones. Directamente desde el curro, y sin pasar por casa, pusimos rumbo a tierras gallegas con la antelación suficiente para llegar, cenar, dar una vuelta de reconocimiento y situarnos tranquilamante en el recinto. El primer grupo que nos interesaba ver, ¡Pendejo!, empezaban según el progama a las 22:30 h, así que tres horas y media teníamos por delante para ir sin prisa, pero una serie de inconvenientes se fueron sucediendo a lo largo del camino. Un sol de justicia nos pegó de cara todo el viaje, nos encontramos con retenciones, carreteras en obras a medio trayecto... y cuando estamos a punto de entrar en la localidad gallega donde se celebraba el festival primera decisión importante que debemos tomar: llegamos a una glorieta con dos salidas opuestas, "Ribadeo" y "Ribadeo" (centro), es decir, cara o cruz. Decidimos meternos en el centro y preguntar después de ver carteles anunciando el Musikeo con la indicación "al lado del apeadero de FEVE". Tras un largo paseo por la ciudad llegamos a la estación de tren y, para nuestra sorpresa, allí no había nada, ni música, ni gente... hasta que aparecieron dos chavales para volver a preguntar. Por lo visto el Musikeo estaba a 8 km de allí (!?).



21:45 h y nosotros estábamos dando media vuelta para coger el coche a toda hostia, largarnos de allí sin cenar, la vejiga a punto de reventar, y con un cabreo de tres pares. Preguntamos una última vez antes de abandonar el pueblo a un chico de A Coruña llamado Jose y al que desde aquí le quiero dar las gracias una vez más. Por suerte también se dirigía hacia nuestro mismo destino asi que le invitamos a subir con nosotros en coche para que nos guiara hasta el Musikeo. De no ser por él no habríamos llegamos a tiempo porque el lugar era un descampado que estaba a las afueras, muy cerca de la playa, fatal indicado y al que se accedía por un camino secundario. Poco después de aparcar ya estaba sonando la trompeta de El Pastuso diez minutos antes de lo previsto, así que nos pegamos otra carrera hasta la entrada para no perdernos el comienzo de ¡Pendejo!

Tocaron "Cantos a la vida" en su totalidad, desplegando un sonido demoledor desde el principio que invitaba a no quedarse quieto. Si en disco ya suenan fuertes y contundentes, en directo canciones como "Flotadores", "Tan, Tan, Tan" o "Arrecho Vengo" elevan su grandeza a la máxima potencia. Salieron a darlo todo capitaneados por la presencia imponente de El Pastuso al frente, que nos demostró tener una gran voz además de hacer un buen uso de las trompetas cuando tocaba. Entre él y su primo Jaap Melman al bajo llevan el peso de la actuación, muy bien respaldados por Jos Roosen a la batería y un espectacular Arjan Rijnen a la guitarra. Justo lo que esperaba es lo que me encontré, una banda muy compenetrada facturando stoner rock de calidad, cantado en castellano, echándole pelotas y con muchas ganas de agradar al personal. A fe que lo consiguieron, en las primeras filas desataron la locura entre algunos incondicionales, que ya nos sabíamos las canciones de memoria, y que no paramos de movernos con el trepidante ritmo que nos marcaban. Para el final dejaron "Eclypse 2000" antes del bis "Juanita", donde muchos flipamos cuando vimos a El Pastuso con un par de botafumeiros oscilando en sus manos y "purificando" el buen ambiente que ya había de por sí.



Una de las cosas que más me sorprendieron fue ver tan poco público dentro del recinto, más o menos seríamos alrededor de cien personas, aunque bueno, mucha gente puede que todavía lo esté buscando... Los propios ¡Pendejo! después del concierto nos confesaron que habían tardado una hora en encontrar el festival dando vueltas con la furgoneta, y eso que estaban alojados a tan solo 8 km. Por cierto, además de buenos músicos son una gente muy maja y grandes conversadores, interesante charla nos pegamos con Jaap "Monchito" al final del concierto.

Entre tanto ajetreo y los apuros del principio casi se nos había olvidado cenar así que había que aprovechar antes de que salieran Uzzhuaia para buscar provisiones. Cual fue nuestra sorpresa cuando no vemos ni un solo puesto de comida dentro del festival, solo una barra para bebidas y algún tenderete de merchandising... lamentable. Con el agujero en el estómago nos dirigimos otra vez hacia el escenario para ver a los valencianos. Nunca los había visto, ya se me habían escapado varias veces, y todas las referencias que tenía apuntaban a que no fallarían en directo. Y efectivamente, no solo no fallaron sino que dieron un concierto impresionante en el que pudimos escuchar muchas canciones de su último trabajo "Destino Perdición", como la que da título al disco, o "No somos perfectos" y "Desde septiembre" entre otras. La banda no se si será siempre así pero me dio la impresión de que salieron especialmente motivados, pese a tocar ante una audiencia muy reducida, y dieron toda una lección de saber estar encima de un escenario. El cantante Pablo sabe como ganarse al público, cediendo la botella de Whisky a los fans de la primera fila, o alargando el pie de micro en alguna ocasión para que cantásemos con él.



Después de preguntarnos cuantos de los que allí estabamos habíamos escuchado su disco "Diablo Blv." , muchas manos se erigieron en alto para dar paso a un "Viaje sin fin". Fue uno de los mejores momentos del show junto las versiones que se marcaron de The Cult, HDS, y la propia "Nuestra Revolución" con la que se despidieron. Me alegro de haberme estrenado por fin con Uzzhuaia después de tanto tiempo y más sabiendo que es una de las mejores bandas de rock cantado en castellano que tenemos en este país. Es increíble la calidad que tienen estos tios y como dan buena cuenta de ello en su directo, ya quisieran muchas bandas foráneas que nos visitan a veces tener este nivel y esa actitud encima del escenario. Con ellos dimos por finalizada nuestra aventura por Ribadeo, el resto del cartel ya no nos interesaba, y pese a las mil trabas que nos encontramos para llegar hasta el festival nos fuimos de allí muy contentos con la satisfacción de haber visto dos buenísimos conciertos. Al final mereció la pena.