Tarde noche de sonidos y emociones fuertes con dos de las bandas que más tralla han metido por aquí últimamente en lo que llevamos de año. En principio se anunciaba un triple cartel, pero se cayeron Atmosferatu. Al final, una treintena de entradas vendidas, lo normal en estos casos, para ver en acción a Hombre Malo y Sofy Major por este orden.
El cuarteto noruego de Noise Rock/Hardcore Punk con frontman español apodado The Muerto (detalle que desconocía, sorprendente que revelara su pasado "medio asturiano") fue una sorpresa muy positiva. Entregados al 200% , sudando la gota gorda y derrochando empatía por su cercanía con el público. No en vano, ocuparon buena parte de la pista ante el escaso pero atónico público, ya desde el principio, generando eso que algunos llaman "sensación de peligro". Sin duda, una de las principales bazas de esta formación es su vocalista por lo visceral de su puesta en escena, desgañitándose y en contínua acción como si de un tornado humano se tratase. El guitarrista Boris también hizo de las suyas, machacándonos con riffs, buscando interacción entre las primeras filas o añadiendo contadas dosis de psicodelia bastante interesantes. Directo salvaje e impactante el de Hombre Malo, que con tan solo 40 min. lo partieron, igual que se quedó hecha trizas la baqueta del batería con esa final "Burial ground...".
Otro tanto pordría decirse de Sofy Major en cuanto a derroche sónico y potencia. Sin tantos aspavientos visuales, los galos desgranaron un set más bien corto pero demoledor, dejando caer perlas como "Ruin it All" a las primeras de cambio (de su split con Membrane), "Stoom, Stoom, Stoom" (no os perdáis el video), las más novedosas "Steven The Slow", "Coffee Hammam", "Umpkk Pt.2" y una brutal versión de "Power Of Their Voice" (Portobello Bones) para terminar, que también se encuentra en su última y recomendable obra "Idolize" ( 2013). En resumen, dos buenos bolos por su ejecución pero que supieron a poco teniendo en cuenta su escaso minutaje. Para un festival el formato de 40 minutos se entiende, pero en sala debería ser diferente porque el cuerpo pide más, sobre todo cuando lo estás pasando de puta madre. Me imagino que en el resto de ciudades sería igual o parecido. Dejo esa reflexión en el aire...
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