"Te quedan diez meses de vida". Algo así le dijeron al bueno de Wilko Johnson los médicos hace exactamente tres años, tras diagnosticarle un cáncer de pancreas. Pero el legendario guitarrista rehuyó de la quimioterapia y decidió que, si eran sus últimos dias, lo haría a su manera: con las botas puestas encima del escenario. A la vista está que la música es una de las mejores medicinas para el cuerpo y el alma, tres años después de aquel vaticinio, Wilko sigue batallando con su guitarra y dando conciertos espléndidos como el que presenciamos el pasado fin de semana en Avilés. Todo gracias a una suma de fortuna, superación personal y carambolas de la vida, ya que fue un cirujano fan suyo quien tras verlo actuar se ofreció a inspeccionarlo y (milagro!) se dio cuenta que el tumor se podía extirpar (3kg.) y el cáncer era salvable. Superada la enfermedad, con un disco impresionante publicado junto a Roger Daltrey, 'Going Back Home' (2014), sigue más vivo que nunca.
Pedazo de concierto se marcó el otro dia junto a Norman Watt Roy (bajo) y Dylan Howe (batería). Atacaron de inicio con 'Allrigh' y al instante la gente empezó a botar encima de sus butacas. La electricidad recorrió el Auditorio de lado a lado y de arriba abajo, casi tres cuartos de entrada para presenciar un espectáculo de Rock'N'Roll sin artificios. A Wilko Johnson no le hacen falta ni púas, ni pedales, sólo un amplificador Fender, tres metros de cable para hacernos vibrar al compás de su guitarra y, por supuesto, mucha actitud.
Gozamos durante hora y cuarto con un repertorio que desprendió olor a clásico, temas propios y pildorazos de Dr. Feelgood, receta infalible que resucitaría hasta a un muerto. Y es que quién puede resistirse a 'Going Back Home', de su disco con Roger Daltrey, o esas 'Roxette', Sneakin' Suspicion', 'Back In The Night', 'She Does It Right'... De acuerdo que la voz de Wilko flojea en momentos puntuales pero es lo de menos. Puede que no tenga una salud de hierro pero su guitarra habla por él, a veces de forma salvaje, siempre muy rítmica, como una letal metralleta que nos dispara balas eléctricas. Gesticula, sin despegar los pies del suelo da tres pasos hacia un lado, luego hacia el otro, se para, mirada desafiante, mándibula desencajada y... ¡dispara!! No dejó de hacerlo en toda la noche ante nuestra atónita mirada.
La ovación que se llevaron estuvo a la altura de la descarga, ¡de órdago!! Al final todos en pie tras un único bis: 'Bye Bye Johnny' de Chuck Berry, que nos supo a poco puesto que queríamos más, y aún así, en nuestras caras expresión de gratitud y felicidad. Puestos a pedir, ¡que vuelva!! Larga vida a Wilko Johnson y que nosotros lo veamos.
2 comentarios:
Joer, cómo me gustaría volverlo a ver en directo. Abrazos y amunt.
Nunca se sabe Johnny, a lo mejor se te presenta otra oportunidad el dia menos pensado...
Amunt y abrazos!
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