Como os comentaba el otro dia, el jueves nos desplazamos hasta Oviedo para ver el concierto de Ginger Baker y su banda "Jazz Confusion". Después de verlo anunciado en diferentes medios con distintos horarios (19:45, 20:00, 20:30, 21:30h...) tuvo que ser el amigo John quien nos sacase de dudas, confirmándonos que finalmente sería a las 21:30h, con rigurosa puntualidad. Efectivamente, así fue. Cuando llegamos un cuarto de hora antes apenas se congregaban en torno a la Plaza de la Catedral unas docenas de espectadores, pero poco tiempo después, al comienzo del concierto, ya estaba prácticamente a rebosar.
Hace unos cuantos años que le había perdido la pista al bueno de Ginger Baker, pero cuando me enteré que vendría para las fiestas de San Mateo no lo dudé ni una sola vez. Tener frente a frente a uno de mis baterías favoritos de todos los tiempos no es algo que ocurra con facilidad, y esta oportunidad se presentaba como única. El pelirrojo es una leyenda viva del Rock, aunque reniegue de esa etiqueta, que participó en muchos álbumes que son muy importantes para mi. Él nunca se vio a sí mismo como músico de Rock, sino como batería de Jazz, y es verdad. Pero su trabajo en grupos fundamentales como Cream, Blind Faith, Hawkwind, Masters Of Reality o junto al gran Fela Kuti, y tantos otros, ahí están.
En Oviedo se presentó acompañado con su banda habitual compuesta por Pee Wee Ellis (saxo), Alenc Dankworth (bajo) y Abass Do Doo (percusión). Un cuarteto que, como su propio nombre indica, basa su repetorio en un set jazzístico puramente instrumental. Tras las presentaciones, después de la primera canción, se dirigió a nosotros con una voz pausada y temblorosa, un poco cascada por la edad (y los excesos de una intensa vida, todo hay que decirlo), que a duras penas se hacía entender. Nos hizo presagiar lo peor. Sín embargo, contrastó este hecho con la vitalidad a la hora de interpretar sus canciones y en ningún momento dio signos de flaqueza ni más fatiga. Impecable hasta el final.
Hora y media con bis incluído, muy amena y entretenida incluso para los no iniciados en este tipo de música, puesto que la banda, aun sin moverse de sus puestos, dio todo un recital de virtuosismo, clase y categoría digno de admirar. Participamos del ritmo impuesto, respondiendo con vítores cuando algunas partes lo requerían, y acabamos coreando todos al unísono el nombre del protagonista. Tampoco faltó una anécdota, y fue la frase que le espetó al técnico de sonido, medio sonriendo, tras un inoportuno acople a mitad de actuación: "If you do it again, I'll shoot!", que seguramente no olvidará jamás. Tampoco servidor, y es que GINGER BAKER nos demostró que sigue siendo todo genio y figura. Grande entre los grandes, un Nº1. Magistral.
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2 comentarios:
Fue un gran concierto, con la gente justa, buen sonido... Con los músicos teniendo sus momentos de lucimiento, sin aburrir. Si hasta de vez en cuando programan cosas distintas y de calidad, jeje.
Un saludo
Completamente de acuerdo, John. Muy bueno. El tempo, las sensaciones, el swing, algunos pasajes tribales, la musicalidad ... Todo. Ginger Baker dio muestras de que no está muy bien de salud, pero cuando toca se transforma. Es increíble. Un CRACK.
Saludazos amigo! y muchas gracias de nuevo ;)
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