Coliseum es un trio de Louisville (Kentucky) que descubrí por casualidad hace algunas semanas, no recuerdo ni dónde ya, que me llamó la atención a primera escucha con este "Sister Faith", su cuarto disco en nueve años de existencia. Por USA gozan de cierto prestigio gracias a que es fácil verlos girando al lado de bandas como Baroness, US Christmas, Torche... y otras afines que se mueven dentro de una misma tesitura, próximas al Hardcore/Sludge Metal/Punk Rock norteamericano, que tan de moda parece estar últimamente, para bien y para mal.
En este caso la sorpresa ha sido buena, tanto que "Sister Faith" se me antoja como uno de los importantes para este año, superando a otros que corren por cuenta de bandas supuestamente consagradas, cuyo nombre voy a omitir para no herir sensibilidades, y porque no proceden cuando el disco es bueno de por sí, comparaciones banales al margen. Aquí me teneis lanzando la mano y escondiendo la piedra, pensareis algunos, rellenando espacio a base de letras... Pues bien, pongamos un video antes de seguir para no enrollarme demasiado, y que suene, por ejemplo, el corte nº 11: "Bad Will".
Ryan Patterson: guitarra,voz / Kayhan Vaziri: bajo / Carter Wilson: Batería
Aquí hay melodía, gancho, velocidad, pequeñas dosis de azúcar que no es tal, sino picante, y escuece con cada bofetada que dan, hasta trece en cuarenta y cinco minutos, que maravillan por su ejecución y ponen la cabeza del revés. Ryan Patterson lleva la voz cantante -más bien gruñidos- combinando potencia y unos riffs descarnados de guitarra, con suciedad mortecina, siendo la pieza principal de un engranaje donde Kayhan Vaziri y Cartel Wilson se encargan de engrasar la base rítmica.
También cuentan con invitados especiales: Jason Loewenstein (Sebadoh), Wata (Boris) y J. Robbins (Jawbox), éste último se encarga igualmente de la producción, aunque las colaboraciones no pasan de ser meras anécdotas, muy puntuales y sin mayor trascendencia.
Coliseum juegan bien sus cartas y ganan la partida con este disco, variado en recursos, con canciones muy destacadas en su conjunto, incluyendo golpes de optimismo efímero que se diluye sobre una temática existencial, que gira en torno a la vida y la muerte, y dejando abierto un final libre de interpretar. Sirva "Fuzzbang" como metáfora de que hay que aceptar el destino como viene, despreocupándose por lo inevitable, y a ser posible demostrando inteligencia para morir en paz. Por qué no, festejándolo. Si hubiera opción de escoger, ¿acaso no sería genial?
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