Lo que son las cosas, quién me iba a decir a mi que vería a The Sheepdogs cuando descubrí a estos canadienses hace tres años con su grandioso "Learn and Burn". Entonces no los conocía prácticamente nadie, pero el tiempo pone a cada uno en su lugar y parece que estos chicos van recogiendo los frutos que merecen. Portadas en la Rolling Stone, apadrinados recientemente por Patrick Carney de The Black Keys (les produce el último disco), varios singles destacados en las listas de ventas por su país, y una calidad incuestionable que hace justicia a los niveles de popularidad que están adquiriendo últimamente. Merecidos sin duda, tal como pudimos comprobar el sábado, confirmando nuestros buenos presagios, y de paso ratificando las críticas recibidas a su paso por nuestro país.
Primero fue en la pasada edición del ARF 2013, y ahora con sendos "Sould Out" en otras dos ciudades (Bilbao y Madrid) de las cuatro en total que los acogía en la presente gira. Gran expectación también por aquí en la Sala Acapulco de Gijón, que si bien no registro lleno (un lujo que pocos se pueden permitir) sí tuvo una muy buena entrada para lo que viene siendo habitual. Unas doscientas personas nos dimos cita para recibir un doble cartel, donde ejercía como banda invitada los gallegos The Soul Jacket, que causaron una buena impresión entre mis allegados, aunque yo no pude comprobarlo porque lamentablemente me los perdí.
De lo que sí puedo afirmar con toda seguridad es que The Sheepdogs dieron un concierto mayúsculo, ¡¡cojonudo!! con una puesta en escena muy seria, cuidando todos los detalles, pero a la vez sin perder ni un ápice de naturalidad. Estos tios, aun siendo canadienses, nos dejaron bien claro que tienen empapado hasta la médula el adn del mejor Rock norteamericano, el de la costa oeste, el mismo que se hacía cuatro o cinco décadas atrás, y que tan bien están poniendo al dia formaciones como Howlin Rain, por citar un ejemplo reciente.
Demostraron soltura y desparpajo, los vi con muchas ganas de agradar y especialmente motivados, asi fue que nos obsequiaron con hora y veinte de espectáculo, incluyendo grandes momentos para guardar en la retina. Algunos anecdóticos, como ese pipa en un lateral del escenario igual que si fuera un mecánico en boxes (muy efectivo, por lo que vimos, cuando a Ewan Currie se le rompio una cuerda de su guitarra); y otros de excelencia musical que el público agradeció con sonoras ovaciones.
Sus canciones ganaron de largo en
intensidad y preciosismo con destacados coros y armonías vocales por parte de la sección rítmica, un llamativo el teclista que también se animó con el trombón, el guitarrista Leot Hanson derrochando energía sin parar, y otro, Ewan Currie, que ejerce como principal vocalista al frente de la banda, aunque también lo vimos sentado tras los teclados. ¡Un quinteto de auténticos musicazos! Porque además sonaron de diez, siempre claros, con una brillante nitidez y la potencia justa. Las mejores para mi: "I Need Help", "Who", "I Don´t Know" y ese bis final con "How Late, How Long" IMPRESIONANTE.Un valor en alza estos chavales. Apuesta segura.
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