Empezamos una semana maratoniana de conciertos con los suecos Horisont, el martes en la sala del Casino, que venían recibiendo muy buenas críticas durante esta gira que los trajo de nuevo por España. Por primera vez de visita en Gijón, no se alcanzó el "sold out" ni mucho menos como en otras ciudades, tampoco lo esperábamos, pero rondaba el centenar de entradas vendidas, y eso, queramos o no, es una media aceptable pensando en positivo y teniendo en cuenta las circunstancias (cada uno que ponga la excusa que quiera). En activo desde el 2006 y con tres discos en el mercado, Horisont no son otro grupo más dentro de esta nueva ola nórdica y hard rockera que nos invade últimamente. También es verdad que hay que verlos para creerlo, porque si bien sus discos son buenos, personalmente nunca acabaron de engancharme por completo.
Al contrario que en directo donde pudimos comprobar todo su pontencial, un auténtico vendabal sobre las tablas que barrió de cabo a rabo despeinando hasta las cejas. Los comentarios fueron unánimes entre todos los asistentes, y aunque todas las comparaciones son odiosas, en algunos casos inevitables, coincidimos en afirmar rotundamente que Horisont se comen con patatas a Graveyard, por ejemplo, y otros grupos de mayor renombre que practican un estilo muy similar. Lo que son las modas, el marketing o la suerte... La hora y cuarto que nos brindaron fue épica, intensa, sin respiro, evocando con su música la época dorada del heavy rock ´70s moviéndose por parámetros que lo mismo recordaban a Status Quo, UFO, Thin Lizzy o Dio, pero con personalidad propia y mucho oficio. Sin duda alguna, un grandísimo concierto que nos satisfizo de principio a fin, de esos que dejan con ganas de repetir.
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