Esto de que anuncien un concierto para el sábado noche y empiece un domingo, es la primera vez que me pasa. La única explicación medianamente lógica, o excusa, supongo que responde a evitar la coincidencia con la final de la Champions League (entre dos equipos alemanes!), que se emitía por televisión unas horas antes. Y ya es mucho suponer, puesto que nadie de la promotora tuvo la decencia de responder a varios interesados que preguntamos sobre el porqué de anunciar el comienzo de este bolo tan tarde, entre las 23:30h y las 00:30h, llegando incluso a borrar algún mensaje en su propio muro de facebook que hacía referencia a esta cuestión... ¿?
Sin ánimo de entrar en polémicas, pasaremos por alto ese "pequeño" detalle para centrarnos en lo realmente importante, y esto es que Mr. Glenn Hughes tocaba en Santander acompañado de sus amigos italianos "Matt Filippini Band". Las comparaciones son odiosas, dicen, pero en este caso inevitables, cuando nos preguntamos al final del concierto ¿que tienen David Coverdale o Ian Gillan, por poner dos ejemplos, que no tenga Glenn Hughes?, está claro: poder de convocatoria, y también mucha menos voz. ¿A qué se debe? No lo se, pero tristemente esa es la realidad que podemos constatar a dia de hoy. Increíble que LA VOZ del Rock no sea capaz de llenar un aforo como el Escenario Santander un fin de semana, incluso siendo reducido por una cortinilla que dividía la pista a la mitad. Pero así es la vida, amigos...
La actuación comenzaría, por fin, a las 00:15h y, sin duda, prometía en base a un repertorio plagado de clásicos. No sonaron demasiado bien los dos primeros, "Stormbringer" y "Might Just Take Your Life", de Deep Purple, pero a partir del tercero sin mayores problemas, retrocedí unos metros y pude comprobar como mejoraban, cada vez más. La banda (compuesta por guitarra, teclados y batería) ejercía perfectamente como soporte, cumpliendo su rol de gregarios para el verdadero protagonista de la noche, al cual se dirigían todas las miradas. Porque lo de Glenn Hughes no es que sea ya digno de admirar, ¡¡es ver para creer!! Con los ojos como platos, la boca abierta y las manos en la cabeza nos sorpredimos más de uno siendo testigos de su inmensa capacidad para emocionar y llegar a registros imposibles para la mayoría de mortales.
¡Y con 61 tacos! Sinceramente, nunca he visto a nadie igual. Con deciros que tuve que quitarme los tapones de los oídos en "Mistreated", cosa que nunca hago desde hace años, porque no daba crédito a lo que estaba escuchando. Después de semejante demostración ya se podía acabar el mundo allí, que nos daba exactamente igual, pero antes de continuar se llevó la ovación de la noche, tan escandalosa que interrumpió varios minutos el concierto, ¡Inaudito! Ni él mismo sabía como devolver el gesto ante nuestra efusividad. Y no era para menos, porque sacó lo mejor de sí mismo repasando su estapa en Trapeze ("Black Cloud", "Seafull"), versioneando a Stevie Wonder ("Superstition"), y rockeando duro en clave de soul/funky temas de los Purple ("Getting Tighter", "You Keep On Moving"). Y de los bises, ¡qué decir! "Soul Mover" es un temazo imbatible y la incendiaria "Burn" todo un clásico que tampoco podía faltar. En definitiva, más de hora y media de concierto con un pletórico Glenn Hughes para el que me faltan calificativos. ¡¡Sobrenatural!!
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